Sueños de Marta. Capítulo 3: La Diosa Desencadenada
Mónica y Antonio desatan un éxtasis ardiente en ella, cada gemido un clavo en el ataúd de Javier, humillado y atado. Renace en ese volcán de placer, fundiéndose con su nueva vida salvaje.
El plan era audaz, cruel y exquisitamente perverso. Mientras Mónica lo esbozaba en susurros urgentes, Marta sintió que la rabia que la consumía se transformaba en algo distinto: una energía fría, cortante y decidida. La idea de una confrontación a gritos le parecía ahora insípida, vulgar. Lo que le ofrecían era arte. Teatro. Una catarsis que no solo destruiría a Javier, sino que la reconstruiría a ella misma sobre sus cen...