Trabajo reparando unas máquinas especiales de la industria química, pero a veces cuando tengo poco trabajo o mi jefe tiene algún compromiso importante me envía a hacer alguna chapuza eléctrica.
Un viernes sobre las 10 me llama mi jefe pidiéndome que si me puedo acercar a casa del señor digamos "García" a revisarle las luces que le parpadean mucho. Que si encuentro un hueco que me acerque durante la mañana que a las 15:00 horas su mujer sale y ya no estarán en casa hasta la próxima semana. Me envía la dirección por WhatsApp.
Sobre las 12:30 termino el trabajo que estaba realizando y me desplazo hasta la dirección indicada. Se trata de una finca de dos alturas. Al llegar al portal veo que hay dos timbres con el mismo apellido "García", cambiando el apellido de la pareja. Como no tenía más datos, decido probar en uno de ellos, total si no es, llamaré al otro.
Cuando preguntan por el telefonillo le indico que soy el electricista, me envían de la empresa "la chispa" a revisar las luces. Me indica que suba, que es el segundo piso.
Al llegar la puerta se encuentra entreabierta, entro, saludo y espero que salgan a buscarme.
Al momento sale una preciosa mujer de unos 45 años en ropa de deporte.
A: Soy "Ana", la mujer del señor "García". Que pronto que has venido, no te esperaba tan pronto. - me sorprenden sus palabras pero entiendo que debe ser alguna confusión.
Y: Me mandan a que les revise las luces que se ve que les parpadean mucho.
Con una sonrisa burlona me dice:
A: Perfecto, pues si quieres ves mirando desde aquí en la cocina para terminar al final del pasillo en el dormitorio, mientras voy dándome una ducha que lo necesito y enseguida estoy contigo.
Ella se mete en el baño y yo empiezo revisando las luces de la cocina, el salón, la primera habitación y continúo por el pasillo sin encontrar nada extraño. Al llegar a la altura del baño, observo la puerta entreabierta y la veo dentro de la ducha. Observo sus pechos medianos preciosos y un trasero de espanto y mientras se quita el jabón como pasa su mano repetidamente en su entrepierna medio masturbándose, cosa que hace crecer mi pequeñín. Me digo a mi mismo que no, estoy trabajando y me puedo buscar un problema. Me subo a la escalera a revisar las últimas luces del pasillo antes del dormitorio y cuando estoy en ello sale ella del baño con una toalla alrededor de su cuerpo. Se acerca hacia el dormitorio y me dice con un voz más sensual:
A: ¿Cómo están las luces? ¿Ya has encontrado el problema?
Y: No, de momento no he encontrado nada y lo veo todo correcto.
A: A lo mejor es que debes revisar las del dormitorio - cogiéndome con una mano el paquete. A continuación me desabrocha el pantalón y saca mi pene todavía en erección por lo que acabo de ver en la ducha.
A: Si que vienes preparado - y se lo introduce en la boca.
En ese momento casi me caigo de la escalera entre la sorpresa y la alegría, no puedo creerme lo que me está pasando. Empieza una mamada de órdago salivando alrededor de mi miembro. Tras unos buenos momentos, se retira y me coge con una mano del pene haciéndome bajar de la escalera y llevándome hacia el dormitorio.
A: Ven aquí y haremos saltar chispas.
Obediente la sigo como un pingüino hasta el dormitorio. Una vez dentro, se para frente a mi dejando caer la toalla y mostrándome ese cuerpo precioso que ya antes había tenido la oportunidad de observar.
De un empujón me tira en la cama y rápidamente me quita los pantalones, volviendo a abalanzarse sobre mi pene erecto lamiéndolo como si fuera un helado a punto de derretirse. Le doy la vuelta sobre mi cuerpo para así poder saborear su clítoris junto a sus jugos y poder disfrutar los dos a la vez de semejante juego oral.
Tras unos buenos momentos, empiezo a notar temblores en su cuerpo, se da la vuelta y se monta sobre mí cabalgándome cual amazona. En esta posición deja frente a mi sus preciosos pechos que empiezo a acariciar y a lamer, cosa que veo que disfruta por su cara de placer y movimientos y empieza a gritarme:
A: Fóllame, fóllame, la lástima es que el cornudo de mi marido no lo vea.
Después de unos 20 minutos así, empiezo a notar apretones de su coño sobre mi polla y empieza a arquearse sobre la espalda, tensando más la situación provocándonos un orgasmo simultáneo.
Tras ello cae exhausta sobre mí, pasados unos minutos se aparta y se tumba junto a mi en la cama. Saca de la mesita un par de cigarros y empezamos a fumárnoslos juntos, y eso que hace más de 15 años que no fumo, pero creo que la situación lo merecía.
A: Pues ha estado muy bien, la verdad, he disfrutado mucho y hacía tiempo que lo llevaba en la cabeza. ¿De qué conoces a mi marido?
Y: Pues no lo conozco de nada. A mí me han enviado de la empresa "la chispa" porque teníais un problema con las luces y que viniera pronto que a las 15:00 te marchabas y ya no volvíais hasta la próxima semana.
Empieza a reírse y yo sin entender nada con una cara entre satisfacción por lo ocurrido y alucine por no entender nada.
A: Resulta que hace un par de días le conté a mi marido que tenía una fantasía de follarme a un fontanero, electricista o pintor que viniera a casa a arreglar algo y me dijo que me sorprendería. Yo no esperaba que fuera tan pronto ni a horas tan tempranas, pero así ha pasado, yo por mi fantasía me he abalanzado sobre ti pensando que eras esa persona.
Me explico que ella y su marido estaban en el mundo swinger y que se contaban estas cosas. En ese momento yo estaba en proceso de separación y me abrió la mente y así conocí esta página.
Y: No, no pasa nada, si lo he disfrutado muchísimo y si alguna otra vez quieres que te "arregle" algo, no dudes en llamarme. Pero, tantas risas por eso.
A: No, la cosa es que tú venías al primer piso, a casa de mi cuñada, que habrá estado esperando toda la mañana para que le arregles las luces y las horas que son ya se habrá ido.
El morbo de saber que no era la cita planificada con su marido la puso más caliente. Entre risas y caricias nos metemos los dos a la ducha para terminar este error de una forma muy placentera y sensual, para terminar volviendo a follar como animales.
Después de vestirnos me acompaña hasta la puerta y me planta un apasionado beso con lengua como si fuéramos dos adolescentes mientras me sujeta con una mano el paquete. Se despide y me da un papel que dice:
"Ana", señora de "García" 2º piso y su número de teléfono y me dice:
A: Para que no vuelvas a equivocarte, la próxima vez que los dos sepamos a lo que venimos y la próxima vez tendremos que probar algo más, que mi culito se ha quedado hambriento.
Así que tendré que volver la semana que viene a casa de su cuñada, ya que se ve que son buenos amigos de mi jefe y debo arreglárselo, pero eso es otra historia.