Tras mi error en la vivienda de la avería, el lunes siguiente a primera hora pido a mi jefe el teléfono para concretar cita para resolver la avería de las luces parpadeantes. Me recuerda que el señor "García" es el dueño de la empresa "Z", que haga todo lo que me pida la señora que dependemos mucho de esa empresa y tenemos que quedar muy bien ya que no acudimos el viernes.
Llamo y me contesta "Sofía", la señora de "García" que tiene la avería. Concreto con ella que acudiré a su domicilio a las 12:00, ya que ella antes no puede.
A la hora acordada acudo al portal, que me trae tan buenos recuerdos y apunto estoy de volver a llamar al timbre del pasado viernes y solucionar el problema de su culito que me dijo al marchar. Respiro hondo y me centro, no, no puedes, estás trabajando y debes solucionar lo que no hiciste el viernes.
Llamo al otro timbre de los señores "García" y me responde "Sofía". Me hace subir y voy hacia el primer piso. Entro y me saluda una señora muy elegante, de estas que sólo viven para cuidarse, de muy buen ver, con unas curvas de vértigo sin llegar a estar gordita de unos 55 años.
Sofía me explica lo que sucede y saco las herramientas y me pongo a ello, mientras ella se va a sus cosas, que si necesito algo que la llame. Como la distribución ya me la sabía por mi visita al segundo piso no tengo ninguna duda de dónde mirar. Mientras voy buscando la avería la veo deambulando por la casa moviendo su trasero de una forma que me empieza a volver loco y me recuerda lo del viernes anterior.
Tras un buen rato haciendo comprobaciones y mediciones encuentro el fallo por unos cables flojos en el cuadro principal. Lo soluciono y llamo a Sofía. Me aparece con una bata de seda que aún marca más sus curvas, poniéndome un poco nervioso.
Y: Bueno Sofía, la avería ya está solucionada, eran unos cables sueltos en el cuadro. ¿Tienes alguna cosa más que reparar?
S: Ahora que lo dices, si. En el dormitorio tengo un enchufe que no funciona muy bien y a veces no entra donde tiene que entrar.
Y: Pues vamos y lo vemos y si lo puedo solucionar, lo dejamos todo arreglado.
Al llegar a la habitación me señala el enchufe y me pongo a revisarlo. Tras un rato comprobándolo no encuentro nada mal, todo está correcto.
Y: Sofía, este enchufe está bien, yo no veo nada fuera de lo normal.
S: A lo mejor no era ese enchufe, si no este.
Al girarme se ha quitado la bata y me encuentro a Sofía con un conjunto de lencería precioso que realza sus preciosas curvas. Me quedo con cara de pasmado y no sé como reaccionar.
S: Hace tiempo que hablo con mi cuñada de su estilo de vida y cada vez despierta más morbo en mí. El domingo me contó vuestro error del viernes y también quiero que te equivoques conmigo.
Y: Pero, ¿y el señor García?
S: Que le den por el culo. Estoy toda la vida siéndole fiel y cuidándome para él y el muy cabrón apenas me toca algún fin de semana o cuando vamos de vacaciones. Pero eso sí, viene casi todos los días más tarde de las 9 oliendo a perfume barato. Seguro que se tira a todo lo que pilla por ahí.
Se abalanza sobre mi y empieza a besarme apasionadamente. No puedo decirle que no, mi jefe me ha dicho que haga todo lo que me pida la señora. Le correspondo y empiezo a acariciar esas preciosas curvas. Ella empieza a desnudarme, le quito el sujetador y las bragas y me quedo observando ese precioso cuerpo. Me quita los calzoncillos y me lleva a la cama.
Empieza a mamármela como nunca nadie había hecho antes, llegando a soltar alguna que otra arcada al llevársela hasta la garganta. Tras unos minutos así me dice:
S: Me han dicho que haces unos 69 espectaculares, que "Ana" ha quedado muy satisfecha. Vamos a ver que tal se te da.
Se pone encima mía con su boca sobre mi pene y poniendo toda su entrepierna sobre mi cara. Vuelve a ponerse con la mamada y empiezo a lamer y succionar aquel clítoris. Tras un rato así veo que sus flujos empiezan a emanar y procedo a introducirle la lengua. Con todas estas caricias ella va emocionándose cada vez más con mi pene y salivando todo cayéndome sobre los testículos. Al ver que está bien lubricado empiezo a introducirle primero un dedo, después otro hasta llegar a estar con 4 dedos friccionando su coño. Entonces ella estira su cuello y empieza a lamerme el ano dejándomelo completamente empapado y empezando a jugar con un dedo sobre él. Le respondo de la misma forma y tras un rato así y viendo que estaba bien lubricado de saliva, le introduzco un dedo y ella no hace ningún reparo, de hecho suelta un gemido de placer. Tras un buen rato lamiendo su coño y su culo y metiéndoles los dedos en ambos orificios se estremece en un orgasmo durante el cual me aprieta el miembro cual mango de futbolín.
Se queda un momento en esa posición disfrutando de su orgasmo y al momento se gira, se tumba a mi lado y me dice:
S: Fóllame, por fin voy a ponerle los cuernos a ese cabrón.
Y: Tus deseos son órdenes para mí.
Empiezo acariciando sus pechos, besándolos, lamiéndolos y succionándolos mientras con una mano acaricio su coño. Le gusta por la cara de placer que hace y los pequeños gemiditos que suelta cada vez que le chupo o muerdo un pezón.
S: Pero métemela ya, cabrón.
Le introduzco mi polla de un golpe que entra sin encontrar resistencia por lo lubricada que estaba. Tras un buenos minutos con el traqueteo me aparta y me tumba en la cama. Se pone sobre mí y cogiendo el miembro, se lo vuelve a introducir y empieza a darme una cabalgada que no recuerdo haber tenido así en años, mejor que la de su cuñada Ana y eso que era difícil superarla. Mientras me cabalga le azoto el culo y le gusta y empiezo a manosearle las tetas, estoy a punto y ella por lo que parece también. Me incorporo, mientras ella me cabalga para poder chuparle los pezones y en unas de estas estallamos los dos en un orgasmo de placer.
Cae a mi lado entre suspiros y jadeos y con una cara que desborda felicidad.
S: Buf, cuanto tiempo perdido siéndole fiel a ese cabrón. Debería haberle puesto los cuernos antes.
Y: Si has disfrutado es lo importante y olvídate del resto.
S: La verdad que sí. Hacía años que no me sentía tan viva.
Y: Si la señora de "García" no quiere que le arregle nada más. Me daré una ducha y me iré que yo estoy trabajando y tengo otras incidencias que solucionar. Eso sí, no tan buenas como esta.
S: Tranquilo, en tu parte de trabajo puedes poner todas las horas que quieras que mi marido no dirá nada. Te acompaño y nos duchamos juntos.
Nos metemos los dos en una ducha enorme, de esas que caben 4 o 5 personas con todo tipo de chorros y grifos. Y entre agua, jabón, caricias y lametones pasamos más de una hora.
Finalmente me visto, recojo mis herramientas y le indico que me voy.
S: La próxima vez que te avisen de una avería aquí, que a partir de ahora creo que habrá bastantes, intenta venir a las últimas horas de la jornada. Así no tendrás que irte tan rápido y si "la avería" se nos hace mas larga cobrarás horas extra.
Me acompaña hasta la puerta y se despide con un sonoro beso en los labios.
Cómo un error me ha ofrecido dos días de placer, pensé para mí, creo que a partir de ahora me equivocaré más.